el puente

Una niña quiere disfrutar de lo que le produce más placer en las tardes de verano que pasa en casa de su abuela.

Determinación y visión con un solo objetivo: construir un puente.

Este cuento lo escribí hace tiempo y empieza así:

«De la casa a los tres pinos había treinta metros. La disposición triangular de éstos me había sugerido de niña un espacio cerrado y había hecho de él mi refugio particular. En ocasiones me entretenía marcando los límites con piedras. Realicé, incluso, una valla de ramas dejando una abertura pequeña en la que coloqué una puertecita -que hice con cartones y era exactamente de mi medida de ancho con los brazos pegados al cuerpo.

Sólo lo que necesitaba para pasar, sólo eso.

A ésta le añadí un candado que me dio la abuela. Sigue leyendo

actividad

El próximo miércoles 17/09 (En la «Sala Iskali» en Rosselló, 372, 3-1) a las 19h.
Sesión abierta (de aportación voluntaria) sobre la salud desde la perspectiva seitai.

El tema central:

La responsabilidad que tenemos en el mantenimiento de nuestra salud y cómo se entiende ésta desde la cultura seitai.

Parte de la sesión es práctica pero no necesitas nada para realizarla.

«Hace falta, más que nunca, un desarrollo del conocimiento que permita cultivar el respeto a la propia naturaleza humana.

Sin cultivar este respeto y sin desarrollar un mejor conocimiento sobre nuestro organismo como fundamento de nosotros mismos, se escapa algo decisivo para comprender nuestra salud y para apreciar la vida.»

Katsumi Mamine Miwa.

Sala Iskali

érase una vez un árbol

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Troncos como éste duelen mientras caminas … Vas contándolos y pierdes las ganas. Entre la pena y la nostalgia de la sombra, se te confunde la mirada y ya no sabes si lo que ves es un homenaje al árbol perdido o un tótem de la idiotez y el sinsentido. Muchas son las calles que muestran este desolado paisaje.

Imaginando que eso no ha sucedido dejo una muestra para recordar que un día lo vi.

Título: «Nosotros los pusimos, nosotros los quitamos»

presencia / ausencia

Sonrojarse ante la ausencia del amado, debilitada ya la voluntad de mantener la mirada en ese punto fijo que son sus ojos.

Acarminarse los labios por la presión del deseo de su beso.

Sudor donde hubo abrazo, picor en la garganta de donde surgieron las palabras.

Siempre has estado ahí, perdido en los límites de un universo.

Sólo que no lo había visto.

Son otros ojos los que miran en la ausencia. Sigue leyendo