Miro a mi alrededor y, cuando dejo por un instante de pensar que mi pequeña presencia en el universo es “tan importante”, se me manifiesta la realidad como un juego de sutil y extrema elegancia, un movimiento de belleza infinita que está ahí y puedo sentir de la misma forma que noto cómo el calor del sol traspasa mi piel o me empapo de la humedad que permanece en un jardín sombreado.
reflexiones
querida rosa:
(Esta carta es la respuesta a otra que encontrarás en «querida verde«)
Querida Rosa,
Antes de que se me olvide: también te quiero.
A ver… Sé que no habrás leído mi carta todavía, la que te envié en un e-mail. Ésta te llegará y tampoco la leeras (o lo harás cuando encuentres ese tiempo-espacio en el que «contactes con» o «te llenes de» mis mensajes). Mientras tanto, yo voy haciendo, que a ti se te amontonan las cosas y es como si no pasara nada y ya sabes que yo no lo siento igual. También sé que lo respetas («Doña Respeto») y lo agradezco, aunque haga bromas,… que si no parece que todos tengamos que ser profundos o ser no se qué y no es el caso. Además, si yo me levantara tan temprano sería para correr, no para «hacer el fantasma» (permíteme la broma ya que tú no dejas de hacerla con mi nombre :-p)
De todas formas, te recuerdo que tienes un blog de acceso público y que yo soy de las primeras que me suscribí a las entradas (o sea, la incógnita del sobre cerrado al carajo) (Qué poco calculadora eres madre mía!!!). Sigue leyendo
espacios íntimos
«No tengo tiempo»: Una de esas frases que se escuchan a menudo como queja.
¿Te has preguntado qué quiere decir eso exactamente?
A lo mejor es que te falta tiempo para la reflexión, para la pura y simple observación, para moverte, para cultivar el diálogo interior, para la creación de tu propia vida. Eso parece importante.
Y, como las necesidades están ligadas a los espacios, quizás también te falte tiempo para el cultivo de un espacio íntimo en el que tu propio movimiento y tu historia -tu singular narrativa- se refresquen, se (re)elaboren. Un lugar para que reconozcas tu propia manera de ser en el mundo, tu singular forma de estar en él y que sólo puedes construir tú. Sigue leyendo
la papelera del escritor
La papelera del escritor está llena de sueños, de promesas sin cumplir y algún que otro poema inacabado. En ella palpitan corazones inquietos -algunos rotos- y se retuercen cartas nunca enviadas a remitentes que seguirán siendo ignorantes de la ternura o desdén con que se vivió su presencia, con la que se sufrió su ausencia. Sigue leyendo