«- ¡Al corro de la patata…!
Creo que de niña me gustaba jugar al corro de la patata. Reconozco como agradable la sensación de juntar mi mano a la de otros y cerrar los ojos para sentir la vida de los que estaban a mi lado.
¡Dar vueltas, vueltas y más vueltas y no caer porque hay unas manos a las que agarrarte! Ser la ayuda, el soporte de otros que giran contigo.
Poder moverte, unirte al rápido transcurrir. Ser más veloz que el rayo y otros que lo ven, que te miran y quieren ser como tú o tú como ellos, que todo se confunde en un remolino. Algunos tropiezan y ríen a tu lado. Están junto a ti por el gusto de jugar, de compartir vida.»
Así empieza el relato:
«La vida en recortables, Un tributo al arte, a la imaginación y al movimiento que surge de la creación.«
De nuevo Carmen Noriega y yo juntas en un trabajo que, en este caso, fue un poco a la inversa de «Garagato». La idea surgió de Carmen, de sus tejemanejes con las planchas. Una de ellas tiene especial valor porque de ella «emanan» unas imágenes con tintes desconocidos e inquietantes. En el afán de descubrir se dedicó a hacer estos «recortables»: una misma plancha para recortables diferentes; de un mismo mundo, estructuras diferentes… Inspiración.
Hacía tiempo que tenía ganas de desarrollar en un relato una idea muy sugerente para mí: La delgada línea presente de donde va surgiendo toda la gran riqueza que supone el mundo. Trabajar el tiempo es difícil pero se me ocurrió imaginarlo en el eje de una vista a dos páginas. Así, el presente sería esa fina línea y pasado y futuro se colocarían a izquierda y derecha de ella.
El relato es una interpretación del pasado, que lanza al futuro esa visión y, a menudo, la modela.
El acto creativo, la chispa, o el terremoto, de la creación, finalmente nos libera de esos moldes en los que nos movemos originando la obra de arte y, por extensión, la propia vida.
Para que te hagas una idea de cómo funciona, te invito a saborear la otra página. complemento de la que puse al principio:
«He traspasado la línea y me he reconocido buscando un corro.
Varios seres a mi lado rescatados del fondo de los abismos. Conectados conmigo porque soy la figura que mueve los hilos de su danza. No existen pero son en la medida en que yo los he rescatado del recuerdo.
Tímidos pero libres, se escapan de las ataduras del pasado y quieren bailar.
Creo que dentro de unos años me gustará bailar, sentir que, junto a otros, el ritmo penetra en mi cuerpo imprimiendo el peso del ritual, del juego, de la magia.
Cerraremos el círculo y nos moveremos sin miedo. Algunos sonreirán al reconocerme y otros verán en mí lo que no son.
En el gran juego de la vida, el movimiento será mi motor, mi elemento de enlace.»
A mí me siguen pareciendo mágicas estas figuras… no paran de moverse intentando despegarse del fondo del que se han generado. El resto del relato va añadiendo más tensión hasta su resolución: la obra, la creación.
Espero que te hayan movido también a ti. Gracias.
Más información: rosaperezanton@gmail.com