cevepé

Nuestros cuerpos son el resultado de una línea evolutiva que se remonta a muchos años atrás. En ellos se circunscribe la vida. Cuerpos en ese otro gran cuerpo, esa Gaia, madre viva, que nos acoge y de la que  nos nutrimos y somos nutriente. Cuerpos necesarios -¿por qué si no seguiríamos aquí?- en el equilibrio energético que hace posible la vida en la tierra.

Hasta que deje de serlo. Necesario -digo.

El contacto con otros cuerpos permite solidificar enlaces, disolver los que no interesan… Trascender nuestra pequeñez y ampliar la de otros. Al margen del dolor o placer que eso nos cause. Nos concentramos y acercamos para construir lo mismo que para destruir. Amamos y odiamos con igual esmero con el que damos vueltas a un café para disolver el azúcar así como nos agitamos con pasión cuando nuestra sensibilidad se ve afectada por desgracias y alegrías.

Cuerpo: ese contenedor de vida con el que nos movemos por la tierra.

Nuestros cuerpos, también, son portadores de nuestro consciente y subconsciente, ese que nos ronda a veces como una herida y que, además, puede ser también la llaga de cuerpos de otros. Sí, algunas heridas ni nos pertenecen en exclusiva. Son marcas que persisten infligidas hace tiempo, escritas con sangre en la historia de la humanidad. Ahí nos siguen doliendo.

El cuerpo es, además, el vehículo y la herramienta con los que expresamos nuestra vida interior, en forma de creatividad explosiva o de delicada y sutil manifestación. Es caduco y tan fuerte como frágil es a veces.

Pero: ¿qué es un cuerpo? Sigue leyendo

agradecimientos

Empiezo una serie de lo que llamaré «apuntes seitai» y que constará de :

  • cultura seitai de H. Noguchi y K. Mamine,
  • lo que va pasando en “el ovillo”,
  • mis propias observaciones.

(Puedes acceder a todos los enlaces más cómodamente desde «apuntes seitai«)

Lo primero, el agradecimiento a los que se dedican a mostrarnos con su creación y su propia vida, una forma más fácil y ligera de relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Ese agradecimiento tiene forma de amor, de respeto y de reconocimiento. Pero, lo más importante, es un hilo de conexión profunda y eterna.

En nuestro interior, quizás todos estemos solos. La membrana que separa nuestro cuerpo del entorno puede ser extremadamente estanca o más permeable y si, en ese límite que es nuestra piel, encontramos un camino delicado, respetuoso y profundo, nos va a parecer todo más llevadero. Podremos manifestar a los demás la gran inmensidad que supone el sentirnos vivos, respetar la diferencia y ejemplificar  la belleza de cada rostro, de cada experiencia vital, en este espacio-tiempo, que nos ha tocado vivir.

Gracias a Haruchika Noguchi, por ser el fundador de la cultura seitai, por sus cuidadas observaciones y su vida en el mundo. También por sus aportaciones acerca de la salud y de la responsabilidad que tenemos en el mantenimiento de ésta y que abren una gran puerta al tema de no dejar exclusivamente la salud -psíquica o física- en manos de algo externo a nosotros.  Sigue leyendo

querida rosa:

(Esta carta es la respuesta a otra que encontrarás en «querida verde«)

Querida Rosa,

Antes de que se me olvide: también te quiero.

A ver… Sé que no habrás leído mi carta todavía, la que te envié en un e-mail. Ésta te llegará y tampoco la leeras (o lo harás cuando encuentres ese tiempo-espacio en el que «contactes con» o  «te llenes de» mis mensajes). Mientras tanto, yo voy haciendo, que a ti se te amontonan las cosas y es como si no pasara nada y ya sabes que yo no lo siento igual. También sé que lo respetas («Doña Respeto») y lo agradezco, aunque haga bromas,… que si no parece que todos tengamos que ser profundos o ser no se qué  y  no es el caso. Además, si yo me levantara tan temprano sería para correr, no para «hacer el fantasma» (permíteme la broma ya que tú no dejas de hacerla con mi nombre :-p)

De todas formas, te recuerdo que tienes un blog de acceso público y que yo soy de las primeras que me suscribí a las entradas (o sea, la incógnita del sobre cerrado al carajo) (Qué poco calculadora eres madre mía!!!). Sigue leyendo

espacios íntimos

creación

«No tengo tiempo»:  Una de esas frases que se escuchan a menudo como queja.

 ¿Te has preguntado qué quiere decir eso exactamente?

A lo mejor es que te falta tiempo para la reflexión, para la pura y simple observación, para moverte, para cultivar el diálogo interior, para la creación de tu propia vida. Eso parece importante.

Y, como las necesidades están ligadas a los espacios, quizás también te falte tiempo para el cultivo de un espacio íntimo en el que tu propio movimiento y tu historia -tu singular narrativa- se refresquen, se (re)elaboren. Un lugar para que reconozcas tu propia manera de ser en el mundo, tu singular forma de estar en él y que sólo puedes construir tú.  Sigue leyendo

recortables

 

 

Imagen

Obra de Carmen Noriega

 

«- ¡Al corro de la patata…!

Creo que de niña me gustaba jugar al corro de la patata. Reconozco como agradable la sensación de juntar mi mano a la de otros y cerrar los ojos para sentir la vida de los que estaban a mi lado. 

¡Dar vueltas, vueltas y más vueltas y no caer porque hay unas manos a las que agarrarte! Ser la ayuda, el soporte de otros que giran contigo. 

Poder moverte, unirte al rápido transcurrir. Ser más veloz que el rayo y otros que lo ven, que te miran y quieren ser como tú o tú como ellos, que todo se confunde en un remolino. Algunos tropiezan y ríen a tu lado. Están junto a ti por el gusto de jugar, de compartir vida.»

Así empieza el relato:

«La vida en recortables, Un tributo al arte, a la imaginación y al movimiento que surge de la creación.» Sigue leyendo

garagato

 

 

Garagato

Grabado de Carmen Noriega

 

Hace unos años, Carmen Noriega y yo empezamos varios trabajos en colaboración.

De los juegos con sus grabados y otros objetos (hilos, telas…), tijeras en mano y con algunas alfileres de por el medio, tuvimos la satisfacción de ver cómo tomaba forma un relato que me rondaba.

A pesar de la distancia, siempre cerca ambas. Sigue leyendo